viernes, febrero 02, 2007

Soberanos

Entonces por alguna razón me siento en la cima de la silla de metal humilde (así como el rupestre en la roca de cuero negro ancestral), y casi en otro ejercicio de distracción (y sin más apariencias que las de mi boca cerrada, mi boca pastosa sedada) empiezo. Porque ni bien se trata de eso ya te dejé, nos abandonamos, nos fuimos acuclillando en la cavidad toráxica, la noche, como si decir noche fuera decir algo más que dos o tres nadas de nada, subestimándola, tan pronto a ella, aniquilándonos. Y temo por salir y tanto peor si nos quedamos, si nos volvemos uno, uno solo, pero (para) no volver jamás. Jamás no (no volver, punto): nunca, medio eterno, eterno no imperecedero, perenne pero para siempre, si nos vamos (las cosas, mi amor, rara vez no se alteran). Qué histérica que somos, y el viaje a mañana, tonta, me lo creés demorado, estúpido yo, ni que no fuésemos uno, ni que fuéramos un trozo de varios todos.

Ahora contame una historia, sentados en la silla de metal, soberanos: ahora sí, te la cuento.

Hondo futuro, sigo...

Lugar que…
...................en ningún lado.
No queda
...................(directamente).
O sea:
sin ser,
para las
...................mentes/ conciencias
refugio trinchera.

Rama oquedad va a
dentro
hondo futuro, sigo…

...................allá, acá.
Free counter and web stats